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SHOW DE CORAZÓN SERRANO SE MENEA Y BOMBEA (2015)





La orquesta fenómeno por sus conciertos de 50 mil personas y por cobrar una de las tarifas más altas por show estrenó sus primeros éxitos hace más de 20 años en la Plaza de Armas y el mercado “viejo” de Piura, donde sus ganancias dependían de los casetes de 5 soles que lograban vender entre los curiosos que se acercaban para escucharlos. 

 En aquellos primeros años de la década de los 90, tres guitarras acústicas y las voces de Lorenzo (17) y Edwin Guerrero Neira (7) daban vida a los más tristes y alegres sanjuanitos, rodeados de decenas de personas, en su mayoría migrantes de la sierra a la ciudad, quienes gozaban de ese espectáculo callejero para desahogar sus penas del alma. Al pie del monumento de “La Pola” de la plaza mayor o de la imagen del “Señor Cautivo de Ayabaca”, que aún se mantiene en el mercado de Piura, las voces juveniles de los hermanos Guerrero Neira fueron sembrando el gustito por la cumbia sanjuanera entre un público cautivo de la música de Makuko con su “Armonía 10” y de los hermanos Quiroga Querevalú de “Agua Marina”. Según narra Floresmilo Guerrero Neira, actual promotor de la orquesta, la primera caja de casetes grabados artesanalmente en una radio se les acabó segundos después de una presentación en la Plaza de Armas un domingo por la tarde. 

Al día siguiente enrumbaron a Chiclayo para grabar y conseguir 10 cajas más de casetes. Hasta ese momento, la música era una más de sus actividades para ganarse la vida. Tan solo cinco años antes de sus aventuras musicales en plazas y mercados, Lorenzo y Floro de 12 y 8 años respectivamente, llegaron a Piura desde su natural Pacaipampa (Ayabaca) y debieron dedicarse a la venta de pan en el asentamiento Micaela Bastidas. Cuidadores de carros, cargadores de bultos, vendedores de cigarros, frutas y combustible en un grifo, los hermanos mayores del clan familiar debieron abrirse camino a pulso para la llegada de sus hermanos menores, Edwin, Calixto, Noemí, Yrma y Edita, que pronto migrarían a Piura para continuar con sus estudios secundarios en el Colegio San Juan Bautista. 

 Primer fracaso Con las ganancias por la venta de pan, los hermanos mayores compraron por 70 soles una guitarra de madera a un primo preso. Con Edwin recién llegado de siete años y la ayuda de su primo Isidro, empezarían sus esporádicas presentaciones. Fue precisamente en una de ellas, en que un ex policía de apellido Casalino los invitó a cantar en su local “Los Portales de San Martín”, en el asentamiento del mismo nombre, para que sean “teloneros” en el aniversario de la orquesta “Los Cahingareños de Frías”. “Casalino esperó que toda la gente se vaya para acercarse y decirnos ‘muchachos, ustedes cantan bien bonito y miren cómo la gente los quiere, por qué no forman un grupo musical’. Realmente ahí se nos dio la idea de formar un grupo porque nosotros ni idea teníamos. Lo hacíamos como hobby y por ganancia de los casetes”, recuerda Floresmilo. Sin embargo, su nulo conocimiento de guitarras y órganos electrónicos provocó un rotundo fracaso en su primer debut como grupo musical “Hermanos Guerrero Neira”, a tal punto que fueron obligados a bajar del escenario cuando entonaban la segunda canción. “Hemos luchado contra todas las barreras y piedras en el camino y siempre con la fe puesta en Dios y en la perseverancia porque así uno logra las cosas”, recuerda Lorenzo Guerrero, director musical. Todo o nada A partir de entonces, aquel hobby por la música se transformaría en una obsesión que los hizo ensayar con instrumentos electrónicos fiados hasta 12 horas continuas para alcanzar la perfección y así “sacarse la espina” por aquel prematuro fracaso. La venta de un terreno agrícola por 7 mil soles en su natal Pacaipampa fue la primera gran inversión de su padre en el grupo. Con ello viajaron hasta los estudios de “Cántaro Records” en Lima y grabaron su primera producción musical. En palabras de los hermanos Guerrero Neira, se trataba de una apuesta arriesgada para el futuro de la familia, vale decir, “el todo o nada”. 

 Con Yrma de 13 años sumada como flamante refuerzo, los integrantes de “Corazón Serrano” habían planeado grabar 11 canciones; sin embargo, el ingeniero de sonido del estudio les advirtió de un espacio sobrante, lo cual les hizo pensar en la pista número 12. “Oye, hay que grabar Alitas quebradas, dijo alguien. Pero esa canción es bien fea, cómo vas a grabar eso, respondieron. Ya pues, para llenar ese vacío, canten Yrma y Lorenzo”, recuerda Floresmilo sobre el “detrás de cámara” de la grabación de aquel éxito musical “minimizado” que de golpe les abriría la puerta del estrellato en la región. Hit musical “Añoranzas de mi Tierra” de radio Cutivalú fue el programa donde “Alitas quebradas” se escucharía por primera vez, marcando a sus intérpretes como los dueños de un estilo particular que fusionaba la cumbia norteña con el Sanjuanito ecuatoriano. “Siempre hemos tratado de expresar lo que el pueblo siente. Hay gente que sufre un desamor, por trabajo, por una traición o que disfruta del amor. En eso nosotros nos inspiramos y cantamos una historia hecha realidad”, resume Lorenzo el estilo de la agrupación. De regreso a “Los Portales de Casalino”, donde cada domingo se podían vender hasta 400 cajas de cerveza, la fama del grupo se expandió entre la población migrante de la ciudad gracias a la inversión en espacios musicales de pequeñas radios de frecuencia AM como “Radio Superior”. De la mano de “Alitas quebradas” y otros éxitos como “Mi escritorio” y “Por amarte tanto”, Corazón Serrano empezó su conquista del gigantesco mercado limeño gracias al promotor musical Zózimo Franco Valverde. 

Veinte años después, Lima, la capital del Perú, se rinde ante sus nuevos ídolos. CLAVES Edwin fue el primer vocalista oficial Corazón Serrano. A sus cortos siete años fue adiestrado por su hermano Lorenzo para tocar la guitarra y el canto pese a sus reclamos porque como todo niño solo quería jugar. “Lorenzo le decía ‘canta, oye y vas a ver cómo vamos a pegar y de ahí me vas a agradecer’. Y Edwin cantaba pero se le corrían las lágrimas de cólera porque no lo dejaban jugar. Recién a los 13 años pudo conocer el éxito y se lo agradeció infinitamente”, recuerda Floresmilo. 

 Alquilaban camión y viajaban encima de equipos de sonido por ocho horas Tras sus primeros éxitos, los contratos para fiestas patronales empezaron a llegar. Sin el moderno bus que ahora los moviliza o dinero para pasajes en avión, Lorenzo, Floresmilo, Edwin, Yrma y Edita viajaban hasta ocho horas encima de los equipos de sonidos que transportaba un camión alquilado. Sin conocimiento de cuánto cobrar, los primeros contratos de Corazón Serrano podían costar entre 400 a 800 soles. Propietarios solo de los instrumentos musicales, la familia realizó préstamos en los bancos para invertir en sus equipos propios. Sus padres Pedro Guerrero Meléndrez y Eladia Neira de Guerrero fueron los principales bastiones para impulsar la carrera de sus hijos.
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Corazón Serrano.

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